En 1735 se estableció
una tahona en Madrid en la plaza de Herradores (entre la calle Mayor y la calle de Arenal), que
continuó allí cuando se renovó el edificio en el XIX. En 1982, se hizo cargo de
ella José Menor Canal, un gallego emprendedor al que no le fué bien la
emigración en sudamérica y regresó a Madrid casi sin un duro y con mucha
familia a su cargo. Halló esta tahona que llevaba muchos años cerrada y
recuperó la tradición del buen pan artesano, hecho en horno con leña de encina.
Una suerte para los madrileños, porque el pan industrial había aniquilado al
pan de calidad en nuestra ciudad.
El horno del pan gallego fue el único horno
de leña de Madrid en las últimas décadas del siglo XX, hasta que hace poco han
abierto un par de hornos más que utilizan la leña. Hoy dirige el horno
Alberto, hijo de José, con el que se continúa la tradición panadera en Madrid.
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