En la década de 1830 el entorno de la Carrera de San Jerónimo se convirtió en polo de atracción para numerosos establecimientos comerciales, entre los que destacaron las confiterías con sus novedosos productos de repostería. Quizá, las dos más representativas de la zona fueron el restaurante Lhardy y la Pastelería del Pozo, a las que años después se sumaría la famosa Casa Mira.
Horno del Pozo (hoy bajo la denominación de
Antigua Pastelería del Pozo) es una pastelería centenaria, fundada en el año
1830 por la familia Agudo en la calle del mismo nombre. En el siglo XX fue comprado por el repostero Julián
Leal Charle cuyos sucesores llevan la pastelería hoy en día.
Se encuentra muy cerca del centro de Madrid, muy cerca
de la Puerta del Sol. Famosa por elaborar un producto típicamente madrileño
como son los bartolillos (masas fritas en forma triangular elaboradas de harina
de trigo) y los hojaldres de la Capital. El nombre de esta pastelería se debe a
la calle donde se encuentra ubicada, Calle del Pozo, y ésta a un pozo con fama
de milagrero que aquí se encontraba.
El establecimiento presenta la estética de los
comercios tradicionales, con una fachada compuesta por cuarterones de madera y
paños de cristal en las puertas y el escaparate. El interior conserva el sabor
de los antiguos obradores, de hecho se siguen elaborando de forma artesanal
unos magníficos hojaldres que han dado fama al establecimiento.
La pastelería está en la calle que hace de puerta
trasera del restaurante restaurante Lhardy. La pastelería es más antigua.
La pastelería que aun funciona en el siglo XXI y
que no sólo es famosa por su antigüedad, es también por la elaboración de
pastelería de hojaldres como pueden ser las empanadas de bonito, las agujas de
ternera y las bayonesas (hojaldre relleno de cabello de ángel), los bollos
suizos. En Navidad elaboran mazapán, roscón de reyes (dos tamaños de roscones
de Reyes durante todo el año, que son sin relleno) y turrones típicos de la
repostería española en estas fechas.
Curiosidades
La leyenda de la calle del Pozo tiene su origen
en la Guerra de Sucesión Española, cuando unos soldados robaron del antiguo
Convento de Nuestra Señora de las Victorias, situado en la Puerta del Sol,
entre otras muchas reliquias de valor, dos espinas de la corona de Cristo.
Interesados sólo por el oro y los objetos preciosos, los soldados tiraron las
espinas a un pozo cercano ubicado en la casa de un hombre llamado Francisco de
Varte.
Con la llegada al poder de Felipe V, los vecinos
de la zona empezaron a notar que el agua del pozo estaba dulce y buena, cuando
antes era oscura y amarga. Algunos enfermos que bebieron de ella se curaron
inexplicablemente. Adquirió con ello fama el agua, por lo que numerosas
personas acudían al pozo a beberla con la esperanza de curarse de sus males.
En una de esas ocasiones, una mujer encontró
flotando en su balde las espinas de la corona de Cristo, que por fin aparecían.
La leyenda cuenta que este lugar se llamó calle del Pozo en honor a este
suceso.
Unas escenas del segundo capítulo de la serie de
televisión española titulado Juncal (dirigida por Jaime de Armiñán en 1989) se
desarrolla en esta pastelería madrileña.
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