Casa Seseña tiene su único establecimiento actual en la calle de la Cruz, nº 23 de Madrid, España. Es una bonita tienda que conserva la decoración propia de los comercios madrileños de finales del siglo XIX.
Esta calle madrileña llegó a albergar en su corta
extensión más de una docena de sastrerías de las que tan solo se ha mantenido
la Casa Seseña.
Su fundador, Santos Seseña Rojas, vino a
Madrid cuando contaba 14 o 15 años. Era de un pequeño pueblo en Toledo, Yuncos,
y vino a la capital en busca de trabajo, como tantos otros han hecho a lo largo
del tiempo. Comenzó a trabajar como aprendiz en una sastrería ubicada en la
calle de la Cruz.
En 1901 abrió
su propia sastrería vendiendo todo tipo de ropa para caballero incluida
la capa española, por entonces prenda de abrigo de uso común en el vestir del
hombre español. No obstante, a lo largo de esos primeros años del siglo XX la
capa española iba a ir poco a poco dejando de usarse y desapareciendo de la
calles. A una prenda pensada para caminar con ella sin prisas, ni apreturas,
los cambios de las modas y costumbres y el creciente ritmo del siglo no le
podía sentar bien y las capas empezaron a dejar de ser prenda habitual y
obligada.
En esta época, cuando ya las sastrerías de
Madrid habían abandonado su confección, Santos Seseña se da cuenta que a pesar
de su virtual desaparición, la capa está en el sentir popular como una prenda
representativa y elegante, plena de significados y propicia para resaltar la
personalidad de quien la lleve, y decide, no solo seguir confeccionando capas,
sino especializarse en su diseño creando modelos acordes con los nuevos tiempos
sin dejar de hacer los modelos más clásicos.
De estos primeros años del siglo XX le viene
su fama a Casa Seseña. Gracias a la visión inteligente y emprendedora de su
fundador que contra modas y modos, como él solía decir, se empeñó en seguir
fabricando artesanalmente, con la mayor calidad, la capa española. Es decir,
desde sus comienzos la Casa Seseña ha mantenido la tradición sin descuidar la
modernidad que los tiempos iban imponiendo. Quizá sea esta sea la razón
principal que ha permitido que hoy esta empresa siga en la misma calle, en el
mismo local, regida por la cuarta generación de la misma familia, vendiendo el
mismo producto desde hace más de cien años, sin que guerras europeas y civiles,
posguerras infinitas, crisis y depresiones económicas, cambios sociales y
políticos lo hayan podido impedir. Toda una odisea comercial.
Santos Seseña Rojas murió en 1960. Desde 1927
había contado con la inestimable ayuda de su único hijo varón Tomás Seseña
Palacios que murió prematuramente en 1958. Tomás Seseña, abogado de amplia
cultura y dotes artísticas supo conectar el producto familiar con los sectores
de la sociedad sensibles y propicios a mantener la capa española en uso y
rodearla del prestigio social. Colaboró con la ciudad de Madrid en numerosas
iniciativas culturales, en especial en el terreno teatral y musical, labor que
le fue reconocida por el Ayuntamiento madrileño con la medalla de la ciudad.
Tras su desaparición, Concha Diez Lafuente, su viuda, y sus seis hijos, son los
llamados a continuar con la empresa. Tras un difícil periodo de cinco años en
los que Concha Diez fue eslabón importante de esta historia, en 1965 se hace
cargo de la empresa el nieto menor del fundador, Enrique Seseña Diez que
impulsa la empresa, renovando personal, especializando el negocio en la venta
exclusiva de capas y montando taller propio donde no solo se cortan las capas
una a una, sino que se cosen con el máximo respeto a los procedimientos de la
artesanía manual. Esta nueva situación permite ampliar la producción a modelos
femeninos y se logra extender, con éxito, el uso de la capa clásica también a
la mujer, que a partir de estas fechas representa el cincuenta por ciento de la
clientela. En 2009, Enrique Seseña se retira y entrega la responsabilidad de la
empresa familiar a sus hijos Marcos y Daniel Seseña Blasco que constituyen la
cuarta generación y que en la actualidad dirigen el negocio en funciones de
gerencia y relaciones externas, respectivamente.
Estas sencillas historias se fraguan gracias a
los esfuerzos, a las ideas y sobre todo a la entrega de las personas que han
trabajado a lo largo de tantos años en Casa Seseña y que forman parte por
derecho propio de la historia de la casa. Pedro Nielfa, Florencio Córdoba,
Antonio Prado y Maricarmen López son un ejemplo de esa entrega, siempre
identificados con la fama y los fines de la firma a la que dedicaron tantos
años.
A lo largo de estos 110 años Casa Seseña ha
vendido capas al mundo entero. Su tienda es visitada por los madrileños y por
los viajeros más diversos que buscan en el centro de Madrid sus esencias y que
encuentran en Seseña esos aromas que tiene la historia de las ciudades viejas
de la que los Seseña forman parte y a la que siguen contribuyendo.
Las fechas más importantes que conforman el
anecdotario cronológico de este establecimiento son:
1901
Santos Seseña Rojas
inaugura su sastrería en la calle de la Cruz de Madrid, España, esquina a la
calle Espoz y Mina a cuatro pasos de la Puerta del Sol, corazón comercial y
ciudadano de Madrid. A pocos metros del recién comercio abierto, estuvo desde
el siglo XVI hasta su demolición a mediados del XIX uno de los teatros más
importantes de Madrid, el Teatro de la Cruz. En él se estrenaron obras de Lope
de Vega, Moratín y el Don Juan Tenorio de Zorrilla. También a pocos pasos del
teatro vivió parte de los días que pasó en Madrid el famoso aventurero y
diplomático veneciano Giacomo Casanova al que llaman la atención las largas
capas que visten los madrileños.
1927
El Rey de España,
D. Alfonso XIII encarga a la Casa Seseña capas para él y sus dos hijos mayores, los Infantes D.
Alfonso y D. Jaime. Santos Seseña
acompañado de su hijo Tomás fue personalmente al Palacio Real a tomar medidas
al rey y a sus hijos. Desde entonces la Casa Seseña tiene el título de “Proveedores
de la Casa Real” española.
1928
Se funda en Madrid
la Asociación de los Amigos de la Capa por un grupo de personalidades
vinculadas a la cultura que, convencidos de la belleza de la capa,
intentan impedir que su uso desaparezca
de las calles. La Asociación está hoy plenamente vigente y se han fundado
muchas otras en otras partes de España, México y Argentina.
1929
La noche del 8 de
Febrero de ese año hizo en Madrid un frío extraordinario y por la mañana del
día siguiente, los madrileños vieron asombrados que la estatua de la diosa
Cibeles, la fuente más famosa de la ciudad, aparecía, en su carro tirado por
dos fieros leones, cubierta con una capa Seseña protegiéndola del frío. Todo
Madrid atribuyó a Santos Seseña el gesto, aunque él siempre lo negó. Salieron
fotos en los periódicos con los bomberos retirando la capa del monumento
público.
1955
Regalan a Pablo
Picasso, que residía en Francia, una capa Seseña. El autor del regalo es el
famoso torero Luis Miguel Dominguín, gran amigo del artista. Existen numerosas
fotos de Picasso con capa, prenda que para él simbolizaba los años de su
juventud en España. Pero, sin duda, la anécdota que une a Picasso
definitivamente con Capas Seseña es la protagonizada en los años 70 por Eugenio
Arias, su barbero y amigo, y por la última esposa del artista, Jacqueline
Roque, quien encargó a Eugenio que comprase en España una capa, que quería
regalar a su marido. Eugenio se las ingenió para comprarla en Casa Seseña. La
capa llegó a Picasso a través del Real Madrid que jugaba esos días un partido
en Niza. La historia, no obstante, no acaba aquí ya que, según declaraciones de
su viuda, Pablo Picasso fue enterrado posteriormente con la capa.
1964
Los Brincos, famoso
grupo de pop español, encargan en Seseña capas que se confeccionan
especialmente para ellos. Posteriormente, aparecen con las capas en la portada
de varios de sus Lp’s, en conciertos y en los principales programas de
televisión de la época. Así, simbolizan
el descubrimiento de la capa por la juventud de los 60. Por los mismos años los
Beatles se fotografían también usando capas en las portadas de alguno de sus
discos. (“Help”).
1972
En las Olimpiadas
de Invierno de Sapporo, Japón de 1972, el medalla de oro de Slalom Gigante, el
español Francisco Fernández Ochoa recoge su premio con una capa Seseña de color
negro que resaltaba, muy elegante, sobre el blanco de la nieve.
1974
Marcello
Mastroianni visita la tienda con su pareja de entonces, nada menos que la
famosa actriz francesa Catherine Deneuve, y ambos rubrican su estancia en el
libro de firmas de Seseña.
1984
El 14 de Octubre de
este año, el New York Times publica un largo artículo del profesor americano
Robert Packard sobre las impresiones de su viaje por España, que titula “In
Madrid, one store is capital of capes”. En el artículo cuenta a los neoyorkinos
su descubrimiento de Casa Seseña y lo hace en términos tan elogiosos que
provoca que más de mil neoyorkinos se
dirijan por correo postal a Seseña pidiendo información y que como
consecuencia, se envíen más de quinientas capas a clientes norteamericanos.
1989
Camilo José Cela,
Premio Nobel de Literatura de aquel año, encarga a Seseña una capa negra con
embozos granates para cubrirse con ella en la solemne ceremonia de entrega de
premios.
1993
En febrero de este
año, el magnífico director de cine italiano Federico Fellini visita Seseña, y
para no ser menos que el actor Yul Brinner, que en los años 50 había adquirido
seis capas, adquiere otras seis para regalar a sus amigos.
1997
En el mes de
Diciembre, el Presidente Bill Clinton y su esposa Hillary visitan oficialmente
España. Días antes se hace saber a la Casa Seseña que Hillary Clinton,
aconsejada por su hija Chelsea que ya tiene una capa Seseña, está interesada en
adquirir otra para ella misma. Por razones de seguridad se traslada a la
embajada de U.S.A. en Madrid un amplio muestrario para facilitar al máximo la
elección. La Sra. Clinton tras charlar distendidamente con Enrique Seseña y
Maricarmen López, elige una capa de color azul y está tan satisfecha con su adquisición
que esa misma mañana la lleva puesta por todo Madrid y al día siguiente durante
el viaje de vuelta a Washington. De esta forma, numerosas fotos muestran en
todos los medios de información a Hillary Clinton con su capa madrileña y la
Casa Seseña recibe con satisfacción numerosas felicitaciones y se enorgullece
de contar entre sus clientas a tan eminente dama.
2001
Se cumplen 100 años
desde la fundación de aquella pequeña sastrería a medida. Muchas cosas han
cambiado pero la esencia es la misma. Seseña sigue cortando sus capas una a
una, con los mejores paños de Béjar, Salamanca, cosidas a mano individualmente
con respeto a los patrones, calidades y procedimientos de calidad que dieron
fama desde sus inicios a la casa. “2001, la odisea de la capa” La casa Seseña
se convierte en su propia anécdota.
2008
Un coche negro para
en la calle de la Cruz frente a Seseña y desciende, el actor Pierce Brosnan. En
un viaje relámpago a Madrid para rodar un anuncio de TV, el actor tiene tiempo
para seguir el consejo de una amiga de su mujer: “Si vas a Madrid, no dejes de visitar Capas Seseña”. Así lo cumple y, además, adquiere dos capas
de regalo para su mujer y su madre.
2010
Capas Seseña
consolida su presencia en Internet y de ello da buena cuenta nada menos que un
gurú de la red como es Jeff Bezos, creador de Amazon.com quien, junto a su
familia visita la tienda y adquiere 6 capas.
Hola José Manuel,
ResponderEliminarsoy Paula la chica que estaba en la tienda cuando viniste a hacer las fotos.
Muchas Gracias por el post y las fotos, son muy bonitas.
Me podrías dar tu dirección de correo electrónico por favor?
Muchas Gracias
Paula (Capas Seseña)
Visito todos los años esta tienda: elegancia e inteligencia.
ResponderEliminarY me paro con frecuencia delante de su escaparate.
Tengo una capa que me hizo mi madre: Emiliana. Modista de pueblo.
La capa es belleza y confort.