El establecimiento Guitarras Ramírez fue fundada, en 1882,
por José Ramírez de Galarreta y Planell, gran maestro luthier madrileño que
empezó como aprendiz a los doce años en el taller del que fue su maestro,
Francisco González, en la Carrera de San Jerónimo. A los veinticuatro se
instaló en el Rastro.
El primer domicilio fijo se encontraba en el 2 de la calle de la Concepción Jerónima, con taller y tienda. Actualmente, la tienda se encuentra en la callede la Paz nº 8, muy cerca del antiguo local. Si bien Francisco González tuvo a
José Ramírez como discípulo, éste, sin embargo, fue el maestro de su hermano
menor, Manuel Ramírez, así como de su hijo, José Ramírez II, de Enrique García,
que más tarde se estableció por su cuenta en Barcelona (donde dejó un discípulo:
Francisco Simplicio), y de Julián Gómez Ramírez. También enseñó el oficio a
Antonio Viudes y a Rafael Casana, así como a Alfonso Benito y a Antonio Gómez.
Fue uno de los maestros guitarreros más destacados de su
tiempo e iniciador de la llamada Escuela de Madrid de Constructores de
Guitarra, en la que actualmente continúan sus descendientes, ya quinta
generación.
Entre las maravillosas guitarras que han salido de este
taller destacan la “guitarra de tablao” o la de cedro rojo en la tapa armónica.
Andrés Segovia usaba sus guitarras en todos los conciertos. Han recibido muchos
premios, entre los que podemos citar, la medalla de oro de la Sociedad
Guitarrística de Chicago (1962) o la de oro al Artesano Ejemplar de la Obra
Sindical de Artesanía de Madrid (1972).
JOSÉ RAMIRÉZ I (1858 - 1923)
El fundador de esta dinastía, José
Ramírez de Galarreta y Planet, nació en Madrid el año 1858, y a la edad de 12
años, entró como aprendiz en el taller del que fue su maestro, Francisco
González, en la Carrera de San Jerónimo de Madrid.
Debió de ser entre 1880 y 1882
cuando José Ramírez I se independizó, estableciéndose en el Rastro madrileño
como maestro luthier, y más adelante, en 1890, se trasladó a la calle de la Concepción Jerónima nº 2, donde continuaron sus descendientes hasta el año
1995.
Así pues, la llamada Escuela de
Madrid de Constructores de Guitarra se inició en el taller de José Ramírez I,
quien por aquél entonces era el maestro guitarrero más destacado de su tiempo.
A él recurrían, de hecho, los guitarristas flamencos de la época para buscar
soluciones a la escasa proyección de sonido de las guitarras que entonces se
construían. Y así fue cómo José creó la llamada "guitarra de tablao",
cuya estructura interna se mantuvo de acuerdo con lo establecido por Torres,
pero cuyo tamaño era incluso mayor que las guitarras de clásico que éste
construyera en su día. Esta guitarra de tablao le aportó un mayor éxito aún del
que ya gozaba.
MANUEL RAMÍREZ 1864 - 1916
En el año 1864 nació en Alhama de
Aragón Manuel Ramírez de Galarreta y Planet. Aunque la residencia habitual de
la familia era Madrid, la profesión del padre les llevó a residir algún tiempo
a dicha localidad. Manuel aprendió de su hermano mayor, José, el oficio de
guitarrero. Y a la edad de 27 años, allá por 1891, decidió independizarse. Al
principio su idea era establecerse en París, y al comunicárselo a José, éste le
ayudó a realizar su proyecto.
Pero no se sabe por qué razón
Manuel cambió sus planes, y terminó instalándose en el nº 24 de la madrileña
calle de la Cava Baja, lo cual sembró la enemistad entre los hermanos sin que nunca se
pudiera aclarar la situación entre ellos. Después de estar un tiempo en la Cava Baja, Manuel trasladó su taller a la plaza de Santa Ana nº 5, y más adelante a
la calle de Arlabán nº 10, donde se quedó definitivamente. En poco tiempo se creó
un gran prestigio, no sólo como constructor de guitarras, sino también de
violines, y fue nombrado luthier del Real Conservatorio de Madrid. Asimismo
continuó la escuela iniciada por su hermano, y los guitarreros que formó fueron
más tarde reconocidos entre los mejores. Estos discípulos fueron Santos
Hernández, Domingo Esteso y Modesto Borreguero.
Dado el éxito que obtuvo la
"guitarra de tablao" diseñada por su hermano José, Manuel continuó
construyéndola, pero poco a poco fue desarrollándola y perfeccionándola hasta
conseguir un instrumento que, aún hoy, sigue sirviendo de modelo para este tipo
de guitarra. Allá por el año 1912, entró un día en el taller de la calle de Arlabán un guitarrista de aspecto un tanto extravagante con la intención de
alquilar una guitarra de clásico. Ante lo inusitado de la petición, así como el
aspecto del visitante, Manuel decidió seguirle la corriente por curiosidad, y
le dejó una guitarra para que la probara.
Después de escuchar al joven
tocar, Manuel se quedó tan maravillado que decidió regalársela. Aquél
prodigioso concertista, que por esa época tocaba en las tabernas a cambio de un
café, era Andrés Segovia. La guitarra que Manuel le regaló se encuentra ahora
expuesta en el Metropolitan Museum de Nueva York.
JOSÉ RAMÍREZ II 1885 - 1957
En el año 1885 nació José Simón
Ramírez de Galarreta y Pernias. Creció en el taller de su padre, y aprendió el
oficio no sólo de él, sino también de oficiales de la talla de su tío Manuel, y
de Enrique García y Julián Gómez. Además de guitarrero era guitarrista, por lo
que cuando tenía 20 años le contrataron para hacer una gira de dos años por
Sudamérica.
Le costó mucho convencer a su
padre para que le diera permiso para aceptar el contrato, pero finalmente lo
consiguió, dado que dos años no era demasiado tiempo. Sin embargo, la gira se
fue prolongando, y los dos años se convirtieron en casi 20, ya que una vez que
el grupo con el que viajó se había disuelto, José se quedó en Buenos Aires.
Allí conoció a Blanca, que más tarde sería su mujer, quien como él había
viajado a Argentina con su familia desde España, y tuvieron dos hijos, José y
Alfredo.
En 1923 recibió la noticia de la
muerte de su padre, y decidió regresar a Madrid con su familia. Dos años más
tarde se hizo cargo de la guitarrería de Concepción Jerónima. En aquellos
momentos la tienda, que estaba en la planta baja, estaba atendida por Jesús
Martínez, mientras que en el taller que se encontraba en el piso de arriba
trabajaban Alfonso Benito y Antonio Gómez como oficiales, Marcelo Barbero, aún
como aprendiz, y Manuel Rodríguez -de sobrenombre "Marequi"- que era
barnizador y no guitarrero, como más tarde sí lo sería su hijo, también llamado
Manuel Rodríguez, que entró como aprendiz en el taller muchos años después,
terminada la guerra.
José Ramírez II fue también un
maestro reconocido por su obra, y en el año 1923 se presentó en la Exposición
Iberoamericana de Sevilla y obtuvo la medalla de Oro. Por desgracia, en el año
36, a los muchos males que trajo consigo la Guerra Civil española, se sumó la
dificultad de conseguir materiales y maderas para la construcción de guitarras,
situación que se mantuvo durante mucho tiempo después, dificultando con ello su
labor considerablemente. Aquella escasez fue la causa principal de sus
discusiones con su hijo José cuando este alcanzó el nivel de oficial y empezó a
hacer experimentos.
JOSÉ RAMÍREZ III 1922 - 1995
En el mes de mayo de 1922 nació
José Ramírez Martínez. Empezó a trabajar en el taller de su padre a los 18
años, y aunque no gozó de ningún privilegio, muy pronto fue admitido como
oficial, y no tardó en empezar a hacer experimentos para seguir desarrollando
la guitarra como instrumento de concierto.
Debido a la falta de material, sus
investigaciones resultaban poco rentables, de modo que padre e hijo discutían
constantemente, ya que el padre vendía los experimentos del hijo sin que éste
pudiera tener, por tanto, un seguimiento claro de su trabajo, como le hubiera
gustado. En 1954 falleció su hermano Alfredo, que realizaba la labor
administrativa y que era su mejor aliado, puesto que estaba convencido de que
con su labor de investigación José lograría su objetivo.
Sus muchas indagaciones dieron
frutos interesantes, como lo fue el descubrimiento del Cedro rojo para la tapa
armónica en el año 1965, que más tarde fue adoptado por prácticamente todos los
constructores de guitarras del mundo, aunque al principio fue muy criticado por
salirse de lo tradicional.
También probó con diferentes
barnices, ya que por aquella época las guitarras todavía se barnizaban con
gomalaca, como los muebles, a falta de un barniz más consistente y más rico que
no sólo protegiera la madera sino que favoreciera el sonido del instrumento.
Finalmente consiguió que el propietario de un laboratorio, que simpatizó con
sus inquietudes, elaborara para él un barniz a base de urea que dio un
excelente resultado.
También hizo varias pruebas con la
longitud de cuerda, llegando al tiro que dio el mejor resultado en cuando a la
proyección del sonido, sin que por ello resultara demasiado largo, que es el
que aún hoy utilizamos de 664mm. No obstante, había también una demanda de un
tiro más corto, que le obligó a diseñar además una guitarra de un tiro más
corto, de 650mm. Esto sucedió en el año 1986, por lo que aquél modelo se
denominó C86, refiriéndose al año de su creación. Posteriormente su hijo José
Enrique modificó el diseño, manteniendo la longitud de cuerda de 650mm,
cambiando también el nombre del modelo.
En el año 1983 diseñó la guitarra
de cámara, con la intención de eliminar las notas "lobo", y que dio
unos resultados bastante positivos, entre otras cosas por la limpieza y
claridad de su sonido, que hacen de esta guitarra un buen instrumento para las
grabaciones de estudio. De entre sus experimentos e indagaciones es referencia
obligada dedicar un espacio a la guitarra de 10 cuerdas, diseñada por él a
principios de los 60. Primero hizo unas pruebas basadas en la viola d'amore,
pero al no obtener resultados satisfactorios buscó la colaboración de Narciso
Yepes que le fue de mucha ayuda para desarrollar dicho instrumento.
JOSÉ RAMÍREZ IV 1953 - 2000
José Enrique Ramírez García (José
Ramírez IV) nació en Madrid, en mayo de 1953. Ingresó en el taller, como
aprendiz, en 1971, a los 18 años de edad, y en 1977 llegó al grado de oficial.
En 1988 se hizo cargo de la dirección del negocio junto con su hermana Amalia,
haciéndose cargo principalmente de definir los modelos que se estaban
construyendo en esos momentos. Ya a mediados de los 80 se había detectado un
cambio en los gustos sonoros de algunos guitarristas.
Un valioso reconocimiento, esta
vez dirigido a la continuidad de su obra, se produjo en el año 1979. Entre
varias guitarras que se habían escogido para llevárselas al maestro, iba una
construida por él, José Ramírez IV, que hacía dos años accedió a la categoría
de oficial en el taller de su padre. Fue una sorpresa, y una gran satisfacción
para él, el hecho de que Segovia, sin saberlo, escogiera la guitarra por él
construida. Tanta fue la alegría del joven guitarrero que se la regaló, y le
escribió entusiasmado una dedicatoria que firmó y encoló junto a la etiqueta.
El maestro estuvo usando aquella guitarra en muchos de sus conciertos hasta el
final de sus días, con gran satisfacción como él mismo declaró en una carta
suya dirigida a su autor.
En 1991 comenzó a construir una
guitarra con todas las características sonoras de los años sesenta que
denominaron Tradicional, y otra de nuevo diseño que no tenía nada que ver con
la anterior, y que expresara ese sonido claro y directo que buscaban las nuevas
tendencias. Esa guitarra, después de varios experimentos, quedó totalmente
definida en el año 1992, y la denominaron Especial. Actualmente son las dos
líneas que se construyen en el taller de Ramírez. José Ramírez IV,
fundamentalmente, hizo una labor de definición y de perfeccionamiento de la
labor realizada por su padre, aunque también introdujo sus propias
innovaciones. Además de definir las dos líneas de las guitarras de clásico de
profesional, desarrolló técnicas de construcción que hicieran los instrumentos
más cómodos y fáciles de tocar, y también más estables en su montaje evitando
en algunos casos, y reduciendo en otros, las deformaciones debidas a los
movimientos de las maderas.
Otro capítulo importante es el de
las guitarras de estudio, que ciertamente no atrajeron nunca la atención de
José Ramírez III, quien se centró exclusivamente en las guitarras
profesionales. Hay que señalar que ya en tiempos de José Ramírez I, estas
guitarras, destinadas a principiantes, estudiantes y gente de poco poder
adquisitivo, se vendían en las guitarrerías como alternativa a las hechas a
mano que, naturalmente, eran mucho más caras y también de una calidad muy
superior. Es decir, igual que ahora. José Ramírez I, que despreciaba las
guitarras hechas en serie, también se vio en la necesidad de venderlas en su
negocio. Al principio no les ponía etiqueta, pero con el tiempo se dio cuenta
del error, ya que le venían con reclamaciones de guitarras que no habían sido
vendidas en su tienda, pero al no llevar etiqueta no se podía rebatir la
afirmación del cliente. Así que, finalmente, mandó hacer unas etiquetas especiales,
diferentes a las que ponía en los modelos profesionales, y de este modo se
acabaron los problemas.
En cuanto a José Ramírez II, no
sólo continuó vendiendo guitarras de estudio hechas en serie, poniéndoles la
etiqueta de la casa Ramírez, sino que además diseñó unos modelos de estudio que
le hacían los mejores fabricantes que había entonces en Valencia. Uno de esos
modelos se mantuvo hasta mediados de los 70 en la guitarrería, aunque ya
entonces, desde hacía muchos años, se vendían modelos no diseñados por Ramírez,
sino que se elegían entre la producción normal de algunas fábricas, buscando
siempre, eso sí, una calidad lo más aceptable posible. En realidad, José
Ramírez III, al igual que su abuelo, despreciaba las guitarras de estudio, por
lo que no le importó esa lenta desaparición de las que antaño diseñara su
padre. Sin embargo, José Ramírez IV no pensaba así.
Era muy consciente de la
importancia de que esas guitarras para principiantes tuvieran una garantía de
calidad respaldada por la casa. Se basaba en que alguien que empieza no debe, y
por lo general no puede, hacerlo con una guitarra profesional, de modo que
había que pensar en un instrumento que, además de ser accesible en precio,
tuviera una buena calidad y resultara agradable de tocar. Así que en el año 86
convenció a su padre para diseñar conjuntamente con él una línea de estudio denominada
"E", fabricada en exclusiva para Ramírez con una especial selección
de maderas. Y ciertamente esa línea fue muy bien acogida como un buen punto de
partida hacia el uso de la profesional. Más tarde, en el año 91, coincidiendo
con los cambios realizados en los modelos profesionales, José Enrique diseñó
otra línea de estudio más económica que la anterior, denominada "R",
basándose en la plantilla del modelo profesional C86.
AMALIA RAMÍREZ
Madrileña de nacimiento, comenzó
su aprendizaje en el taller bajo la dirección de su padre en 1976, donde
aprendió a construir guitarras. Después se marchó y regresó en 1988 para ayudar
a su hermano en la reestructuración y dirección del negocio. Entre los dos se
repartieron las funciones, dedicándose José Enrique al taller principalmente y
Amalia sobre todo al aspecto comercial, aunque también volvió a construir
guitarras después de establecer de nuevo el taller en la calle General
Margallo.
Este cambio se realizó a comienzos
del año 93, regresando al esquema original de un taller reducido, y una
producción limitada. Actualmente todas sus guitarras profesionales están
vendidas. Se pueden adquirir en su establecimiento de Madrid o a través de distribuidores
en todo el mundo. En el verano de 1995 también se realizó el traslado de la
tienda, de Concepción Jerónima 2, a la calle de la Paz nº 8, muy cerca del
viejo establecimiento.
Tras el fallecimiento de su
hermano en Junio de 2000, Amalia Ramírez se ha hecho cargo de la dirección del
negocio, repartiendo su trabajo entre el taller, la oficina y la tienda.
Asimismo, se encarga de revisar las guitarras construidas en el taller durante
y al final del proceso de su realización.
Entre sus experimentos, también
está trabajando con materiales nuevos para aumentar la proyección, la apertura
y el sostén del sonido, de acuerdo con las nuevas tendencias, con la línea que
ha denominado guitarra Auditorio.
Parte de su labor es supervisar el
aprendizaje de su sobrina Cristina, y de su sobrino José Enrique, ambos hijos
de José IV, quienes están muy orgullosos de aprender a hacer guitarras y
dirigir el negocio. Ellos serán los encargados de continuar con esta dinastía
de guitarreros. José Enrique ha combinado su aprendizaje como guitarrero con su
carrera de Derecho y Cristina es diseñadora gráfica, periodista y técnico de
sonido.
Desde que se hizo cargo de la
dirección del negocio, Amalia ha iniciado una labor de investigación, que se ha
iniciado con diferentes trabajos sobre la plantilla y varetaje de las
guitarras, basándose algunos de ellos en las proporciones áureas, sendero que
no ha hecho más que empezar a recorrer. Se trata de una labor lenta, no sólo
porque toda investigación requiere una inversión en tiempo muy grande, sino
porque tiene que combinar esta actividad con otras necesarias para atender el
resto del negocio. Entretanto, ha diseñado varios modelos, entre ellos se
encuentra la guitarra SP, un paso intermedio entre las guitarras de estudio y
las de profesional; y para celebrar el 125 aniversario de la fundación de esta
casa, ha diseñado dos modelos diferentes, uno de profesional de serie limitada
a 125 ejemplares: la guitarra Aniversario; y la guitarra 125 Años de estudio.
V GENERACIÓN
Los continuadores de esta dinastía
guitarrera, sus sobrinos -ambos hijos de José Ramírez IV- Cristina y José
Enrique, están trabajando con Amalia desde 2006. José Enrique está compaginando
su aprendizaje como guitarrero en el taller con sus estudios de derecho.
Cristina, diseñadora gráfica, periodista y técnico de sonido, está aprendiendo a desarrollar la labor
comercial así como las técnicas de construcción de guitarras.
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